Ya hace unas semana que han acabado las elecciones Catalanas y como suele suceder en estos casos las tertulias entre profesionales acaban con algunos debates sobre las respectivas estrategias de comunicación de los partidos. Supongo que a todos los amantes de la profesión nos gusta especialmente comprara slogans, valorar la imagen de los candidatos en los debates y contrastar las diferentes estrategias seguidas con los posteriores resultados.Es como si tuviéramos un rol añadido al de ciudadanos-votantes.
No voy a valorar en este caso si me ha gustado más la comunicación de uno u otro partido, aunque es innegable que los candidatos son marcas-producto amparados por marcas paraguas de los partidos y que son interesantes tanto los paralelismos con el mundo comercial como las peculiaridades del marketing político. Esa es una reflexión que dejo a mis colegas expertos en el tema.
Lo que verdaderamente me interesa del marketing político es el proceso: empieza y acaba con el consumidor en el centro de la ecuación, con un papel primordial de la comunicación y una obsesión por personalizar los mensajes a los diferentes segmentos.
Pensadlo por un momento desde esta perspectiva: los estrategas de las campañas manejan encuestas de opinión actualizadas sobre las que redefinen diariamente sus acciones tácticas. Adaptan los mensajes a un entorno cambiante en función de la opinión de los colectivos, de las reacciones de la competencia, de la acción concreta que ocupa la agenda de ese día en particular. Es como si el despliegue operacional se hiciera al servicio de la estrategia marco (previamente definida) en base a unos pilares ideológicos determinados pero al mismo tiempo con una capacidad de adaptación y un ritmo envidiables para cualquier empresa. Como decían Al Ries y Jack Trout en su "Bottom up Marketing": la estratégia surge de la táctica, que a su vez se convierte en estratégia. (Uno de sus libros menos difundidos y en mi humilde opinión de los que mejor aguantan el paso del tiempo)
Se que todavía hay muchas cosas criticables del marketing político, pero no me interesa hoy un debate profundo sobre los contenidos sino sobre el proceso.
Muchas empresas piensan que la comunicación es un tema de "los de marketing" que sólo va al final (sólo hay que ver la cantidad de júniors tomando decisiones de comunicación ), otras son lentas a la hora de reaccionar a su entorno y demasiadas piensan que poner en consumidor en el centro de la ecuación pasa por comprar estudios de tendencias.
Pienso que muchas compañías mejorarían su competitividad si cambiaran su forma de abordar el mercado. Trazando ese círculo virtuoso que realmente empieza con el consumidor, moldea las operaciones de una empresa y comunica constantemente retroalimentando el proceso de creación de significados. Comunicación y producto son la misma cosa. La punta de lanza de un proceso co-participado por el mercado.
La estrategia política tiene que aprender aún cosas del Branding comercial pero sin que sirva de precedente aquí lanzo esta idea sobre cómo muchas empresas pueden mejorar su Marketing a partir de la observación de la estrategia política.
Que disfrutéis del debate.
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